domingo, 18 de marzo de 2012

Dear Sunshine.

¿Cómo empezar? Cuando hay tanto que decir, y tan poco que te dije en su día.

Empezaré describiendo qué significabas para mi. Te veía una chica encantadora, sensible, tímida, pero con su carácter. Eras como la hermanita que nunca tuve, aunque suene a topicazo. Mirabas por mi lo que nadie antes había mirado.


Era maravilloso pasar tiempo contigo, ¡las horas se me hacían segundos!








Cuando echábamos la vista hacia un futuro, nos veíamos con arrugas y siendo tan amigas como siempre.
Eras la persona con la que más confianza he tenido en todo este tiempo; existía una complicidad entre nosotras que otros muchos envidiaban.


Planear viajes contigo era genial. Siempre soñando, ¡éramos dos soñadoras Sunshine!

Todo era genial, hasta que un buen día te distanciaste. Un chico apareció en tu vida, y yo ya no cuadraba en tus planes.
Empezaron las mentiras, las vueltas de hoja, los malos rollos… Yo no entendía qué sucedía, pero algo había cambiado. Ya no estabas como antes. Ya no había esa complicidad. Ya no eras mi Sunshine.

Intenté explicártelo, hacerte ver como me sentía. Abrir mi corazón y sincerarme. Quise hacerlo lo mejor posible, pero se ve que no lo hice bien cuando tú no lo comprendiste…

Me da lástima ver como ha terminado una amistad como la nuestra, pero a día de hoy, puedo decir que me siento orgullosa de como hice las cosas contigo.

Quien vive de ilusiones, muere de realidades.

Te culpo, me culpo, te culpo, me culpo. Quitarme un poco de culpa hace que me sienta mejor, pensar que fue toda tuya, también. Durante meses pensé que la culpable era yo, que no era el momento adecuado, mil cosas se sucedieron por mi cabeza.


Verte maravilloso, sensible, inalcanzable. Y a la vez, ruin y egoísta. Ese pasotismo exacerbaba cada vez más mi fijación por ti. ¿Me atrevería a decir que era una obsesión? Una obsesión por alcanzar lo inalcanzable.
Cada vez que sentías el menor atisbo de cercanía, te escapabas de mi mano.

Esperarte, no dormir. No dormir, desesperarme. ¿¡Hasta cuándo!? Se supone que esta situación incómoda pasaría, ¿no?

Me dediqué a vivir de sueños…

sábado, 17 de marzo de 2012

Cómo te ves y cómo te ven los demás.

En muchas ocasiones sucede que no coinciden la opinión que tienen los demás de ti, con lo que tú eres en realidad. Esa es una de las razones que me animan a empezar un blog, el mostrarme tal y como soy a los demás, ¡sin tapujos!

Cómo me ven los demás. Para algunas personas puedo parecer una chica segura de sí misma, confiada, en ocasiones altiva y siempre con dos caras. Que no le mueve el interés. Con mucho carácter, impaciente, orgullosa e hiriente.
Esto las personas que me creen conocer un poco. Ahora ya los que apenas me conocen ni siquiera nombraré lo que piensan. La lista se me haría un tanto extensa.

Cómo yo me veo. Desde mi punto de mi vista soy una persona tímida, que se sonroja a la mínima.
Sincera, hasta el punto que la confianza me lo permite, tampoco es cuestión de herir los sentimientos de los demás. Muy amigable enseguida, pero cuidadosa a la hora de elegir las amistades.

En ocasiones me infravaloro, o pongo en mi cualidades negativas que no son. Todo esto me hace caer en el mismo bucle de siempre, hasta hacerme cada vez más pequeñita.

Orgullosa en cuanto a mis actos. A lo hecho, pecho; sino no haberlo hecho. Al margen de que sea orgullosa, sé reconocer mis errores. No me cuesta pedir perdón sincero.

Paciente y que sabe escuchar. En ocasiones caigo tanto en los problemas de los demás que llevo esas historias al terreno de lo personal (mal hecho).

Tengo mucho carácter, ya sea genético o adquirido con los años. Es algo que, puesto que lo veo y reconozco, siempre intento enmascarar. Tengo una paciencia inmensa, así que para hacer aflorar ese carácter hace falta lo suyo.

Extremista. Sí, lo reconozco xD. Eso está en proceso de cambiar! :P

Sensible, y no sabeis hasta qué punto…

Y más cositas que ya iréis descubriendo J