domingo, 24 de junio de 2012

Raining lies...


¿Qué tal si te digo que soy aquella rubia? Alta y esbelta. Por la que todos los chicos babean.
Que soy aquella que destroza al hombre con el corazón más gélido y la fachada más infranqueable. Que te atravieso. Con una bala, la sien; con una daga, el corazón.
Que tengo una personalidad fría y calculadora. Se podría decir que guardo el corazón bajo llave, en un cofre que nunca encontrarás.


[...]

¿Y si te dijera que llegaste a mi personalidad y la cambiaste? Sin avisar. Como aquel que aterriza en una ciudad vecina sin telefonear a la familia. Te hiciste hueco, con paciencia. Poquito a poco entre la maleza crecida. Trastocaste mi mente desordenada, para convertirla en un orden aún más caótico.

Soy sin saber quién soy. Ni lo que quiero. ¡Maldición!, lo tenía tan claro hace un instante…

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